Los yogures probióticos parece que pueden regular la digestión y moderar los niveles de estrés. La idea no es tan descabellada. Una investigación ha demostrado la existencia de un eje intestino-cerebro en el que la microbiota intestinal, el intestino y el sistema nervioso central (SNC) se comunican entre sí. A menudo muchos trastornos intestinales coinciden con periodos de ansiedad y depresión que alteran los niveles de GABA un neurotransmisor inhibidor del SNC.
En una próxima edición de Proceedings of the National Academy of Sciences, John Bienenstock, MD, de la Mc-Master University en Hamilton, Canadá, y John Cryan, Ph.D., de la University College Cork, en Irlanda, y sus respectivos equipos administraron Lactobacillus rhamnosus a ratones macho BALB/c adultos sanos, una bacteria que de forma habitual se encuentra en los yogures probióticos, observando una alteración de la expresión de los niveles de GABA en varias regiones del cerebro.
Tras alimentar a los ratones durante 4 semanas con o sin L. rhamnosus, el equipo de investigación realizó una batería de pruebas de estrés. Los animales que recibieron alimentación con bacterias prebióticas pasaron más tiempo explorando caminos estrechos, elevados y espacios abiertos, zonas que suelen generar más preocupación y ansiedad en los ratones, que los controles (alimentados de forma habitual). Además, también presentaron niveles más bajos de corticosterona en suero cuando se vieron obligados a nadar.
Al estudiar las regiones cerebrales de los roedores tratados con probióticos comparados con los controles, se observó que los primeros tenían una elevación de los receptores GABA en las regiones cingulada y prelímbica del cerebro y una disminución en el hipocampo, la amígdala y el locus coeruleus, estas tres últimas regiones implicadas en los trastornos de ansiedad y depresivos. Sin embargo, cuando se alimentó a ratones a los que se les había cortado el nervio vago con probióticos, éstos actuaron de la misma forma que los controles, lo que puso de relieve la función del nervio como conducto de comunicación entre el intestino y el cerebro.
Aunque estos resultados aún no han sido replicados en humanos, los autores suponen que se podrán utilizar en un futuro no muy lejano estrategias microbianas como tratamiento adyuvante del estrés relacionado con trastornos psiquiátricos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario