viernes, 19 de agosto de 2016

La dieta mediterránea retrasa el deterioro cognitivo y previene la enfermedad de Alzheimer

Un nuevo estudio llevado a cabo indica que la dieta mediterránea es buena para el cerebro, tras observar como las personas que siguen esta dieta son menos propensas a experimentar deterioro cognitivo y a desarrollar Alzheimer. Los investigadores afirman que una mayor adherencia a la dieta mediterránea beneficia la función cognitiva en adultos jóvenes y mayores.

El autor principal de este estudio, Roy Hardman, del Centro de Psicofarmacología Humana de la Universidad Tecnológica de Swinburne en Melbourne, Australia, y su equipo publicaron estos hallazgos en la revista Frontiers in Nutrition. La dieta mediterránea incorpora una ingesta elevada de alimentos de origen vegetal, tales como frutas, verduras, granos enteros, legumbres y frutos secos, limita el consumo de carnes rojas y sustituye el uso de la mantequilla por el de grasas saludables, como el aceite de oliva. Esta dieta también aconseja el consumo de pescado y de aves de corral al menos dos veces por semana, y utiliza hierbas y especias en lugar de sal para sazonar los alimentos. La dieta mediterránea está considerada por muchos como el mejor plan de alimentación que existe para tener un corazón sano, y numerosos estudios demuestran que reduce el riesgo de padecer enfermedades del corazón debido a que reduce los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL, low-density lipoprotein, por sus siglas en inglés) o "colesterol malo".

Pero los investigadores han descubierto que los beneficios de la dieta mediterránea no solo se limitan al corazón; el año pasado, por ejemplo, un estudio concluyó que añadir frutos secos y el aceite de oliva junto a la dieta mediterránea protegen contra el deterioro cognitivo en las personas mayores. La nueva revisión de Hardman y sus colegas apoya tales resultados, revelando que la dieta mediterránea puede tener beneficios significativos en la función cognitiva de las personas.

Mejoras en la memoria, y en la atención con una dieta mediterránea

Para llevar a cabo esta revisión, los investigadores identificaron 135 estudios realizados entre 2000 y 2015 que examinaban la forma en la que la dieta mediterránea actúa sobre la función cognitiva a largo plazo. Se seleccionaron un total de 18 estudios que se incluyeron en esta revisión sistemática. En cada uno de estos estudios, la adherencia de los sujetos a la dieta mediterránea se reportó con cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos o un diario de consumo de alimentos hasta su finalización.

Se evaluó la función cognitiva de los participantes a través de una serie de pruebas, incluyendo un mini examen del estado mental (MMSE, mini mental state examination, por sus siglas en inglés) y un sistema computarizado mental de evaluación del desempeño (COMPAS, computerized mental performance assessment, por sus siglas en inglés).

A grandes rasgos, esta revisión reveló que los participantes con mayor adherencia a la dieta mediterránea sufrían menor deterioro cognitivo, experimentaban mejoras en su función cognitiva, o eran menos propensos a desarrollar enfermedad de Alzheimer, en comparación con los que presentaban menor adherencia a esta dieta.

En relación con la memoria, los participantes que se alimentaban con esta dieta experimentaron mejoras en la memoria a largo plazo y en la de trabajo, así como mejoras en el reconocimiento retardado, en la función ejecutiva y en las construcciones visuales. También se asoció con mejoras en la atención y el lenguaje, informaron los investigadores.

'Incluso los adultos mayores deben modificar sus hábitos alimenticios hacia la dieta mediterránea'

Para los investigadores esta revisión proporciona "pruebas alentadoras" que indican que la dieta mediterránea mejora la función cognitiva. Además, estos resultados revelan que tanto los adultos jóvenes y como los mayores experimentaron beneficios cognitivos con esta dieta. "Por tanto, recomiendo a todas las personas que traten de adherirse o cambien sus hábitos de alimentación hacia la dieta mediterránea, incluso en edad avanzada." afirma Roy Hardman.

Si bien este estudio no analiza los mecanismos subyacentes por los cuales la dieta mediterránea beneficia la función cognitiva, Hardman indica que esta dieta reduce una serie de factores de riesgo que provocan el deterioro cognitivo: "entre éstos se incluyen la reducción de las respuestas inflamatorias, el aumento de micronutrientes, la mejora de los desequilibrios en la ingesta de vitaminas y minerales, cambia los perfiles de lípidos mediante el uso de aceites de oliva como principal fuente de grasas, permite mantener el peso y ayuda a reducir la obesidad, mejora los niveles de polifenoles en sangre, mejora el metabolismo de la energía celular y tal vez modifica la microbiota intestinal, aunque esto todavía no ha sido examinado en detalle".

Teniendo en cuenta el incremento de la población de edad avanzada previsto, Hardman indica que identificar las formas de mantener calidad de vida y reducir las cargas sociales y económicas de la enfermedad en edades avanzadas es importante, y él cree que la adopción de la dieta mediterránea es una de esas estrategias.

Referencia: Roy J. Hardman, Greg Kennedy, Helen Macpherson, Andrew B. Scholey, Andrew Pipingas. Adherence to a Mediterranean-Style Diet and Effects on Cognition in Adults: A Qualitative Evaluation and Systematic Review of Longitudinal and Prospective Trials. Frontiers in Nutrition, 2016; 3 DOI: 10.3389/fnut.2016.00022

Una dieta cetogénica durante el embarazo reduce la flora intestinal del recién nacido

Consumir una dieta alta en grasas (cetogénica) durante el embarazo altera y reduce la microbiota (flora) intestinal del recién nacido, lo que tiene consecuencias negativas en la nutrición y el desarrollo del bebé. Esta es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Genome Medicine. Los investigadores afirman que las madres que consumen una dieta alta en grasas durante su embarazo ponen en riesgo la salud y el desarrollo de sus futuros hijos.

Se ha comprobado que comer y beber en exceso durante el embarazo puede influir en la salud y el desarrollo del recién nacido. Se recomienda, por ejemplo, que las mujeres embarazadas consuman 0.4 mg de ácido fólico todos los días, para prevenir ciertos defectos de nacimiento; esta nueva recomendación indica que una dieta sana y equilibrada es lo mejor para la madre y para el bebé.

En esta nueva investigación el Dr. Kjersti Aagaard y colegas, del Baylor College of Medicine de Houston, Texas, sugieren que se debe prestar más atención a la ingesta de grasa durante el embarazo. Observaron que los niños nacidos de madres que consumieron alimentos con un contenido alto en grasa de forma diaria durante su embarazo, tuvieron menos bacteroides en su flora intestinal que los nacidos de madres con un consumo menor de grasas, por lo que todo parece indicar que esta incremento de la ingesta diaria de grasas puede tener consecuencias negativas en el desarrollo y en la salud del bebé.

Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar las muestras de heces de 157 recién nacidos, tomadas durante las 24-48 horas posteriores a su nacimiento. Las muestras de heces de 75 de estos bebés se analizaron de nuevo a las 4-6 semanas de edad. Tras utilizar la secuenciación del ADN, los investigadores evaluaron la composición de las bacterias en las muestras de heces - como indicador de la población de microorganismos (microbiota) en el intestino. Además, el equipo también evaluó los hábitos alimenticios maternos durante el embarazo. Éstos se determinaron a través de un cuestionario de cribado dietético (DSQ, Dietary Screener Questionnaire por sus siglas en inglés) - encuesta de 26 puntos donde se cuestiona la frecuencia con la que se consumen ciertos tipos de alimentos y bebidas durante el último mes. Según las respuestas de las mujeres, los investigadores calcularon su ingesta diaria de calorías de azúcar, grasa y fibra durante el último mes antes de dar a luz.

Un nuevo argumento de peso a debate, estimar la ingesta de grasas en el embarazo


El equipo concluyó que la ingesta de calorías de las futuras mamás varió entre un 14-55.2% cada día, mientras que la ingesta media diaria se situó en el 33,1%. Los recién nacidos de madres que ingerían de forma diaria elevadas cantidades de grasa presentaron niveles reducidos de bacteroides en su intestino poco después de su nacimiento y a las 4-6 primeras semanas de edad, en comparación con los recién nacidos de madres cuya ingesta diaria de grasa fue menor en el último mes de embarazo.

 Los investigadores explican que los bacteroides ayudan a descomponer y a metabolizar de forma específica los carbohidratos, por lo que una reducción de estas bacterias significa que éstos podrían no utilizarse de forma correcta. Esto, indican, puede provocar una eliminación deficiente de carbohidratos y un desarrollo inmunológico pobre.

El equipo indica también que estos resultados sugieren que se debe prestar más atención a la ingesta de grasa en las mujeres embarazadas y a las implicaciones que esto puede tener para su hijo. "Especulamos que existe un argumento de peso para discutir y y estimar también el consumo de grasas", señala el Dr. Aagaard.

Además de todo esto, el estudio añade nuevas evidencias sobre cómo la dieta materna participa de forma directa en el desarrollo de la flora intestinal del recién nacido. "Estos resultados abren nuevas líneas de investigación y hacen hincapié en la importancia de realizar cuestionarios maternos de cribado dietético y llevar a cabo estudios sobre los cambios tempranos en el microbioma. Para ello, se necesitan más estudios que demuestren que los cambios en la dietas de las mujeres embarazadas tienen un impacto beneficioso sobre sus bebés a corto y largo plazo."

Referencia: The early infant gut microbiome varies in association with a maternal high-fat diet, Derrick M. Chu, Kathleen M. Antony, Jun Ma, Amanda L. Prince, Lori Showalter, Michelle Moller and Kjersti M. Aagaard. Genome Medicine, 2016, 8: 77. DOI: 10.1186/s13073-016-0330-z





miércoles, 17 de agosto de 2016

La lectura de libros puede incrementar la esperanza de vida


Todo parece indicar que el músico estadounidense Frank Zappa estaba equivocado cuando afirmó que "demasiados libros, tan poco tiempo." De acuerdo con un nuevo estudio publicado recientemente, la lectura puede incrementar la esperanza de vida hasta en 2 años, y que cuanto más tiempo y con más frecuencia se lea, mejor. Los adultos que leen libros durante, al menos, 30 minutos al día, pueden incrementar su esperanza de vida hasta en 2 años.


La coautora del estudio Becca R. Levy, profesora de epidemiología de la Yale University School of Public Health, y su equipo publicaron estos hallazgos en la revista Social Science & Medicine1.

 

A pesar de la creciente popularidad de Kindle y de otros soportes electrónicos, las ventas de libros impresos siguen en aumento. El año pasado, se vendieron 571 millones de unidades impresas en Estados Unidos, frente a los 559 millones vendidos en 2014. Pero la lectura de libros no es solo un pasatiempo popular; numerosos estudios destacan sus beneficios para la salud. Un estudio reciente publicado en Medical News Today, por ejemplo, demostró que la lectura de libros de ficción podía fomentar la empatía.

Levy y sus colegas afirman que los beneficios de leer libros pueden ser aún mayores, después de encontrar que éstos nos pueden ayudar a vivir más tiempo.

Leer libros puede incrementar la esperanza de vida hasta un 23%

Para llegar a esta conclusión, Becca R. Levy y su equipo analizaron los datos de 3.635 hombres y mujeres que formaban parte del Health and Retirement Study - muestra representativa a nivel nacional de los adultos mayores de 50 años estadounidenses.


Los participantes reportaron sus hábitos de lectura al inicio del estudio y fueron analizados durante una media de 12 años, monitoreando su esperanza de vida durante este tiempo. Al compararlos con los adultos no lectores, aquellos que leían durante un máximo de 3 horas y media a la semana presentaron un 17% menos de probabilidad de fallecer durante los 12 años de seguimiento, mientras que los que leían durante más de 3 horas y media a la semana presentaron un 23% menos de probabilidad de fallecer en ese tiempo.


En general, según los autores, los adultos que leen libros incrementaron su esperanza de vida en casi 2 años más que los adultos no lectores durante los 12 años de seguimiento. Se encontró también que la lectura de libros fue más común entre las mujeres, entre adultos con estudios universitarios y entre los que disponían de ingresos más elevados. Los adultos que declararon que leían revistas y periódicos también mostraron un ligero incremento en su esperanza de vida, pero éste fue mucho menor que el conseguido con la lectura de libros.

Los resultados del estudio se mantuvieron después de considerar el género, edad, riqueza, educación, percepción sobre la salud de los sujetos, comorbilidad - presencia de dos o más padecimientos al mismo tiempo - y el estado civil de los participantes.

En esta investigación no se identificaron los mecanismos a través de los cuales la lectura de libros incrementa la esperanza de vida, pero Levy y sus colegas especulan que puede deberse a los beneficios cognitivos; un estudio publicado en 2013 reporta que la lectura incrementa la conectividad de las células cerebrales2.

Si bien estos resultados justifican nuevas investigaciones, estos hallazgos son muy bien recibidos por los ávidos lectores de libros. A medida que los investigadores concluyen: "Estos hallazgos sugieren que entre los beneficios de la lectura de libros se incluye una vida más larga para poder leerlos."

Referencias:

1.   A chapter a day: Association of book reading with longevity, Bavishi A, Slade MD, Levy BR. Soc Sci Med. 2016 Sep;164:44-8. doi: 10.1016/j.socscimed.2016.07.014. Epub 2016 Jul 18.

2.   Short- and Long-Term Effects of a Novel on Connectivity in the Brain, Berns Gregory S., Blaine Kristina, Prietula Michael J., and Pye Brandon E. Brain Connectivity. December 2013, 3(6): 590-600. doi:10.1089/brain.2013.0166.



Investigadores identifican la parte del cerebro que compensa la pérdida de audición en los adultos mayores


Investigadores han identificado una parte específica del cerebro que los adultos mayores utilizan para diferenciar los sonidos del habla del ruido de fondo, lo que puede revolucionar el tratamiento para paliar la pérdida de audición.


A medida que las personas envejecen, su sistema auditivo periférico y central (áreas del cerebro que ayudan a introducir y a interpretar los sonidos) disminuyen sus funciones y hacen necesaria la conexión de otras partes del cerebro para compensar esta pérdida auditiva, según indica el Dr. Claude Alain, investigador principal del estudio y Subdirector del Rotman Research Institute at Baycrest Health Sciences.

Para adaptar esta pérdida auditiva, se activa el área motora del habla del lóbulo frontal del cerebro para que el adulto mayor pueda entender a alguien que está hablando en una habitación con ruido, según un estudio publicado en la revista Nature Communications.

"Al principio de esta investigación se encontró que se produce un cambio en el cerebro cuando los adultos mayores escuchan voces y ruido de fondo, pero las personas no son conscientes de la naturaleza de este cambio," afirma el Dr. Alain. "Nuestro estudio fue capaz de demostrar que se estimulan ligeramente las áreas motoras del habla, regiones del cerebro importantes para articular y hablar, utilizando esa información para identificar la voz que está integrada en el ruido."

El estudio analizó la actividad cerebral de 16 jóvenes y 16 adultos mayores y su capacidad para identificar sílabas, mientras se modificaba el nivel de ruido de fondo.

Este hallazgo es importante, ya que facilitará el camino para crear programas que ayuden a las personas mayores que padezcan de pérdida auditiva y para adaptar la forma en que se desarrollan los audífonos. La pérdida de audición es una de las enfermedades crónicas más comunes entre los adultos mayores, y afecta al 90% de las personas de 80 o más años. Esta pérdida de audición disminuye, en gran medida, la capacidad de socializar de una persona mayor y su calidad de vida.

"Si usted padece de insuficiencia auditiva puede intentar corregirla con un audífono o con un dispositivo de ayuda auditiva, pero el aspecto mecánico necesario para hacer zoom en la voz de una persona mientras habla es difícil de modificar ", indica Alain. "Al mostrar que existen otras áreas del cerebro que se utilizan para optimizar la audición, se pueden diseñar programas de formación dirigidos a estas áreas cerebrales para ver si se puede mejorar su uso."

Esta investigación se realizó gracias al apoyo de una beca de investigación de cinco años de duración de los Canadian Institutes of Health Research que permitió al Dr. Alain y a su equipo crear el prototipo de un nuevo programa de entrenamiento auditivo destinado a ayudar a las personas mayores para que mantengan su capacidad para separar el habla del ruido de fondo. "La beca sirvió de apoyo para llevar a cabo la investigación que nos ayudó a entender la forma en la que lleva a cabo la percepción de los sonidos y del habla y la forma en que esta cambia a medida que envejecemos".

El Dr. Alain ahora está centrado en conseguir financiación adicional que le permita seguir llevando a cabo las pruebas de este prototipo, que incorpora señales visuales o de localización adicionales proporcionadas a través de un altavoz.

Referencia: Print Share/bookmark Increased activity in frontal motor cortex compensates impaired speech perception in older adults, Yi Du, Bradley R. Buchsbaum, Cheryl L. Grady & Claude Alain, Nature Communications, doi: 10.1038/ncomms12241, published 2 August 2016.

viernes, 12 de agosto de 2016

¿Qué repelentes naturales de mosquitos existen en la actualidad?


Jon Johnson

Existen más de 3,500 especies conocidas de mosquitos en todo el mundo. Los mosquitos son esenciales dentro de la cadena alimenticia, aunque para los seres humanos son simplemente plagas. Esto se debe a que algunos tipos desde estos insectos se alimentan de sangre.

Algunas picaduras de mosquito pueden ser peligrosas y es mejor evitarlas en la medida de lo posible. Los repelentes de mosquitos naturales están disponibles para cualquier persona y están relacionados con los químicos de la piel, pero ¿Cómo funcionan realmente?

Este artículo proporciona una visión general del mosquito, la razón por la que pican, y lo que eso puede significar. y también presenta un resumen de los repelentes de mosquitos químicos estándar así como de las soluciones naturales existentes en el mercado para enfrentar el problema de los mosquitos.

¿Qué es un mosquito?

El mosquito es un insecto de la familia de los Culicidae. Las investigaciones señalan que los mosquitos como hoy los conocemos existen desde el período Jurásico. Si bien hay algunas especies que solo se alimentan del néctar de las flores, otras muchas se alimentan de la sangre de criaturas como los seres humanos. Cabe destacar que solo las hembras de mosquito se alimentan de sangre, y lo hacen para obtener los nutrientes necesarios para poner sus huevos.

Con los años, los mosquitos se han vuelto muy buenos cazadores. Esta es la razón de por qué repelerlos es tan difícil si se compara con otros insectos. Los mosquitos se dirigen a su presa utilizando diferentes y variados mecanismos.

Algunos mosquitos son vectores de transmisión de enfermedades entre los humanos.






Los mosquitos no poseen una buena visión, pero perciben el movimiento, el calor y los colores contrastantes. Si algo está caliente, es brillante y se mueve sobre un fondo opaco es probable que se esté lleno de sangre. Es por esto que se debe echar un vistazo más de cerca al mosquito, porque además también se sienten atraídos por:


·          El dióxido de carbono exhalado a través de la respiración.
·          Las bacterias de la piel.
·          El olor de algunos químicos del sudor.

Todos estos sensores ayudan al mosquito en la búsqueda del mejor objetivo para picar. Su "picadura" se produce por la inserción de un tubo largo que, en forma de aguja, se extiende desde su cabeza hasta la piel del huésped. A menudo realiza múltiples inserciones en busca de una buena zona para chupar sangre. Su saliva evita la coagulación de la sangre y, cuando se sacia, continúa con su camino.

¿Por qué algunos mosquitos son peligrosos?

Existen algunos tipos de mosquitos que pueden transmitir enfermedades de persona a otra a través de su saliva. Por ejemplo, un mosquito del género anopheles puede picar a una persona que padece malaria. Si esta enfermedad se mantiene en el mosquito durante el tiempo suficiente, es posible que pueda transferirla a cualquier otra persona que pique.

 Evitar las picaduras de los mosquitos

Es importante tomar medidas para reducir la probabilidad de ser picado por un mosquito. Por tanto debemos evitar todos los depósitos de agua estancada que existan fuera de la casa y en los jardines y parques, tales como los bebederos de aves, regaderas y canalizaciones de lluvia, etc., ya que se pueden convertir en lugares ideales para que estos insectos vivan y se reproduzcan.
Evitar las zonas donde hay muchos mosquitos también es de gran ayuda. Cualquier persona que tenga que viajar a zonas infestadas de mosquitos debe vestir de largo, con pantalón ancho, camisa de manga larga y con un sombrero anti mosquitos. El uso de repelentes y de insecticidas también reduce la probabilidad de ser picados por estos insectos.

Repelentes naturales de mosquitos

 Mucho antes de que existieran los insecticidas, los repelentes naturales se utilizaban para mantener a raya a los mosquitos. Por tanto, existen muchos remedios caseros que pueden ayudar a prevenir las picaduras de mosquitos.

Trampas para mosquitos

 Una forma de repeler a los mosquitos es atraerlos con trampas. Tanto las trampas caseras como las comerciales están diseñadas para atraer a los mosquitos dentro de un contenedor mediante una combinación de azúcar y levadura. Esta mezcla crea el dióxido de carbono necesario para atraerlos. Cualquier mosquito que entra en el recipiente queda atrapado, por lo que se considera ésta como una de las mejores formas de reducir el número de mosquitos, por ejemplo, en una sala de estar.


Los aceites esenciales repelen los mosquitos, pero es necesario aplicarlos varias veces al día.
Aceites esenciales

Durante los últimos años se han investigado muchos tipos de repelentes naturales. El uso de aceites esenciales derivados de plantas son los mejores. Los componentes de este tipo de repelentes se suelen evaporar rádiamente a temperatura ambiente por lo que su uso eficaz requiere de muchas aplicaciones a lo largo del día.

Aceite de eucalipto de limón

El aceite de eucalipto de limón es uno de los mejores repelentes naturales de insectos que existen en el mercado. El ingrediente activo del aceite es el único repelente natural que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés Centers for Disease Control and Prevention) recomiendan para evitar las picaduras de mosquitos. La diferencia entre el aceite de eucalipto de limón y los insecticidas como el DEET es únicamente la duración del tiempo de protección.


Existe un estudio, llevado a cabo en un área donde existía malaria, que indica que el aceite esencial de eucalipto de limón proporciona mejor protección que cualquier insecticida DEET cuando se utiliza de forma correcta. La conclusión principal de estudio indica que se necesita crear una aplicación con concentrado del 30% de aceite de eucalipto de limón y que debe aplicarse en la piel por lo menos tres veces al día para que sea plenamente eficaz.

Citronella

La citronella es un componente común dentro de los repelentes naturales de insectos y se suele encontrar en casi todos los compuestos. Evita las picaduras de los mosquitos, actuando sobre los receptores de sus antenas de la misma forma que los productos químicos que contienen los insecticidas DEET.


La citronella aumenta su eficacia al incrementar su concentración. Un estudio concluye que son necesarias concentraciones de aceite de citronella de entre un 50-100% para evitar por completo las picaduras de mosquitos. Aunque existen actualmente muchas concentraciones por encima del 10% que son eficaces. Su principal problema es que no son muy duraderas.


Aceite de clavo

El aceite de la planta Syzygium aromaticum también es un gran repelente natural. Un estudio demuestra que el aceite de clavo protege durante más tiempo y de mejor forma que algunos de los aceites esenciales más eficaces. El aceite de clavo puede repeler los mosquitos durante el doble de tiempo que otros aceites esenciales.



Receta para crear un repelente natural de mosquitos

A continuación se describe cómo crear, en sencillos pasos, un eficaz repelente natural de mosquitos. El vinagre de manzana ayuda a eliminar las bacterias de la piel que atraen a los mosquitos, mientras que elevadas concentraciones de aceites esenciales también los repelen. Es por eso que, en una botella de spray de 8 onzas, se puede combinar lo siguiente:


·          4 oz de vinagre de manzana.


·          3 oz de agua.


·          100 gotas de aceite esencial de citronella.


·          50 gotas de aceite esencial de eucalipto de limón.


·          50 gotas de aceite de clavo de olor.



Esta mezcla se debe agitar bien antes de aplicar. Para probar la sensibilidad de nuestra piel primero debemos aplicarlo en una pequeña zona. Posteriormente si no hay reacción hay que aplicarla de forma frecuente, sobre la ropa y la piel, sobre todo cuando se viaja a zonas donde hay muchos mosquitos.



Insecticidas


Los repelentes químicos o insecticidas más comunes son seguros y proporcionan alivio duradero frente a los mosquitos. Los más populares son:

DEET


El DEET es para muchas personas el mejor insecticida que existe en el mercado.



El nombre real del compuesto es N, N-dietil-3-metilbenzamida. El insecticida DEET centra su acción en crear confusión en los receptores de los mosquitos, por lo que es difícil para ellos encontrar un anfitrión donde picar. Dependiendo de su concentración, un insecticida DEET puede proporcionar horas de protección contra picaduras, por lo que son considerados como el mejor producto que repele los mosquitos existente en el mercado.

 Sin embargo, también su uso se relaciona con efectos nocivos para el hombre, ya que se absorbe por la piel y se han encontrado restos de estas sustancias en la sangre y/o en la orina de las personas que lo utilizan. Se relaciona también con irritación de la piel y con algunos otros efectos secundarios. También se han observado efectos tóxicos en los peces de agua fría y en el plancton.


 IR3535


 El butilacetilaminopropionato de etilo, generalmente conocido como IR3535, es un insecticida DEET que actúa en el sentido del olfato del insecto para repelerlo o confundirlo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el IR3535 provoca efectos secundarios de carácter leve como irritación en piel y ojos especialmente si entra en ellos.


Picardín


El hidroxietil isobutilo piperidina carboxilato, es una sustancia química conocida como Picardín, y es una alternativa más segura que el DEET y uno de los insecticidas recomendados por los CDC. Sus principales efectos secundarios son irritación de la piel y que es venenoso para peces y algas. Una aplicación de Picardín tiene un efecto en su duración de alrededor de la mitad el tiempo que de el DEET.






jueves, 11 de agosto de 2016

Un estudio tiene como objetivo eliminar las diferencias raciales que aparecen en los resultados de los programas de salud estadounidenses para controlar la hipertensión


La disparidad étnica en los resultados de los programas de control de presión arterial que llevan a cabo en Estados Unidos se puede eliminar mediante sesiones de coaching one-to-one - siempre que el programa no requiera que los pacientes acudan de exclusivamente a su doctor, de acuerdo con los resultados obtenidos en un estudio publicado por la Johns Hopkins Medicine. Este hallazgo, descrito en la última edición de la revista Ethnicity & Disease, se suma a las nuevas evidencias de indican que los programas de salud y bienestar funcionan mejor cuando los profesionales de la salud salen de su consultorio y van a buscar a las personas a su comunidad.

"Para las personas que acuden a su cita programada, esta actividad por si sola puede funcionar muy bien, pero esto no solo puede ser suficiente por sí mismo para eliminar la disparidad social observada en los resultados de los programas de salud encaminados a reducir la hipertensión y otras enfermedades crónicas", afirma Lisa A. Cooper, vicepresidenta de la Health Care Equity for Johns Hopkins Medicine y profesora de medicina en la Johns Hopkins University School of Medicine. "Para lograr el éxito en estas intervenciones se requiere una estrategia más amplia y completa."

En un comentario que acompaña al estudio citado, Cooper, que durante décadas ha estudiado las diferencias étnicas observadas en los resultados de los diferentes estudios de salud realizados, establece el alcance del problema. Señala que, si se compara la población estadounidense, los afroamericanos presentaban un 80% de probabilidad mayor de fallecer por accidente cerebrovascular y un 50% más de hacerlo por enfermedades del corazón que los caucásicos, además de también poseer un 320% más de probabilidad de padecer enfermedad renal en etapa terminal. A cada una de estas situaciones de riesgo se debía añadir también la hipertensión no controlada, especialmente entre la población urbana de escasos recursos, donde la riqueza y la desigualdad social y geográfica es muy fuerte.

Por ejemplo, en el barrio de Roland Park/Poplar Hill, que tiene un ingreso promedio mayor de $90,000, la tasa de mortalidad relacionada con enfermedades del corazón es del 14.1 por cada 10,000 habitantes. A solo ocho kilómetros de distancia, en el barrio de Madison/East End, donde el ingreso promedio es de poco más de $30,000, la mortalidad relacionada con enfermedad del corazón se eleva hasta un 35.4 por cada 10,000 habitantes. Como se puede observar la diferencia entre los resultados es muy evidente. Una persona que vive en el barrio de Madison/East End tiene una esperanza de vida de 64,8 años, que es 18.3 años menor que una persona de Roland Park/Poplar Hill.

En respuesta a este problema, en el año 2010, la Johns Hopkins Medicine crea el Johns Hopkins Center con el objetivo de eliminar todas estas disparidades en materia de salud cardiovascular. Como se explica en el comentario del estudio, este centro sirve ahora de base para un estudio de casos clínicos sobre cómo crear lazos entre los investigadores y los miembros de la comunidad para hacer frente a la disparidad racial relacionada con la hipertensión. Este último estudio está financiado a través del propio centro.

Para el estudio, Cooper y su equipo intentaron eliminar el llamado "sesgo de selección" que enturbiaba los resultados de los estudios de intervención llevados a cabo con anterioridad debido a su disparidad racial. En lugar de incluir voluntarios, Cooper y su equipo telefonearon a un total de 3,964 pacientes con hipertensión no controlada - o con presión arterial superior a 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg) - que ya habían visitado uno de los seis centros de salud de Baltimore (cuatro en zonas marginadas) durante el año anterior (el número mayor de una toma de presión arterial, o presión arterial sistólica, mide la presión de las arterias cuando el corazón late, y el número más pequeño, o presión arterial diastólica, mide la presión de las arterias entre latidos). El equipo solo fue capaz de contactar a poco más de la mitad de los pacientes que telefonearon. Cuando los miembros del equipo contactaron con los pacientes, se les preguntó si estarban interesados en formar parte de un programa controlar la hipertensión arterial. Se les explicó que cualquier persona que participara en este estudio tendría que acudir a su clínica más cercana tres veces, durante tres meses para ser evaluado por un farmacéutico especializado en esta materia, por un dietista, o por ambos. El programa completo incluía una sesión de 60 minutos y dos sesiones de 30 minutos, con aproximadamente 120 minutos en total de tiempo de consulta.

Del total de 629 personas que participaron en, al menos, una de las tres sesiones clínicas, alrededor de un 9% fueron contactados por teléfono (184 individuos), mientras que los otros 445 fueron remitidos por sus doctores. Solo 245 pacientes del total que asistieron a la primera sesión completaron las tres sesiones. Debido a que las tomas de presión arterial finales no estuvieron disponibles para un 10% de los participantes, solo 229 que lo finalizaron, entre los que se incluían 140 mujeres y 89 hombres, fueron añadidos al análisis final, comparados con los 332 que lo completaron de forma parcial y los 330 no participantes. La edad promedio de los participantes fue de  + 50 años. El 60% de los que completaron las tres sesiones (137 individuos) eran afroamericanos.

De acuerdo con la configuración del programa, los participantes debían reunirse con los farmacéuticos para tratar los asuntos relacionados con la toma de medicación y con los dietistas para trabajar en la mejora de sus alimentación. Las sesiones seguían un patrón de entrevista motivacional donde los diferentes profesionales invitaban a los pacientes a proponer soluciones en lugar de limitarse solo a recibir consejos. Por ejemplo, si un paciente sabía que tenía que bajar de peso y no era capaz de marcarse ese objetivo, pero quería probar un nuevo sistema solo con medicación, el profesional debía enfocarse en un plan junto con el paciente para conseguir como objetivo real la toma diaria de su medicación. Además también se debía cuestionaba a los pacientes sobre sus sistema de apoyo para alcanzar el objetivo y trataba de trabajar a través de la motivación con el objetivo de proporcionar retos alcanzables y así alcanzar el éxito.

Los participantes que completaron las tres sesiones experimentaron un mayor descenso de la presión arterial, con 9 mm Hg menos de presión arterial sistólica (el número superior) y 4 mm Hg menos de presión arterial diastólica (el número inferior) que los no participantes. Los afroamericanos que, en general, iniciaron con tomas de presión arterial más elevadas, experimentaron una mayor reducción en su presión arterial, lo que acabó con la disparidad racial. Como grupo, los participantes que completaron el programa de control de presión arterial alcanzaron un promedio de 137/78 mm Hg. Los 337 participantes que completaron una o dos sesiones también experimentaron una disminución de presión arterial que los no participantes. De promedio, los que lo completaron de forma parcial, redujeron su presión arterial sistólica en 5 mm Hg, y la presión arterial diastólica en 2 mm Hg, frente a los no participantes pacientes elegibles para el programa (es decir, aquellos pacientes que habían visitado una de los seis clínicas en el último año y presentaban una toma superior a 140/90 mm Hg) de presión arterial.

En un nuevo estudio que se esta llevando a cabo tras analizar las lecciones aprendidas del trabajo anterior, Cooper señala que los médicos de atención primaria eran reacios a remitir a los pacientes al programa debido a su particular enfoque sobre la presión arterial. Es por esto que su equipo y él decidieron centrarse en aquellos pacientes que presentaban hipertensión junto con otras enfermedades tales como depresión o diabetes. En este nuevo estudio enfermeras formadas de forma específica en esta materia han sustituido a los dietistas y a los farmacéuticos debido a su capacidad de enfrentar una mayor variedad de problemas clínicos y sociales. Además, el nuevo programa incluye la figura del promotor de salud que puede, solo en caso necesario, visitar a los pacientes en su hogar o en su comunidad para reforzar los consejos que se imparten en la consulta y para ayudar a los pacientes en el acceso a otros servicios de salud, sociales y/o a recursos de la comunidad.

Estos estudios forman parte de un programa de investigación comunitario establecido y sostenido desde el 2010 por el Johns Hopkins Center para eliminar disparidad en materia de salud cardiovascular, con subvenciones de los National Institutes of Health y el Patient-Centered Outcomes Research Institute.

"Mantener la salud o tratar una enfermedad crónica no solo se reduce a una consulta de 15-20 minutos con el médico. Lo que realmente importa es conocer la capacidad del individuo para seguir las recomendaciones relacionadas con los cambios en su estilo de vida, dietae ingesta de medicamentos en su vida diaria, en el hogar, trabajo y en la comunidad", afirma Cooper. "Además de tratar cuestiones médicas, los programas de salud también deben abordar las necesidades financieras, sociales y culturales de los pacientes e intentar unirse con otros sectores de la comunidad con el fin de mejorar la eficacia del programa y alcanzar a los más necesitados."

La investigación fue financiada por el National Heart, Lung and Blood Institute bajo el número de convenio P50HL105187 y el Johns Hopkins Center to Eliminate Cardiovascular Health Disparities.

 


Referencia: The Role of Care Management as a Population Health Intervention to Address Disparities and Control Hypertension: A Quasi-Experimental Observational Study, Tanvir Hussain, Whitney Franz, Emily Brown, Athena Kan, Mekam Okoye, Katherine Dietz, Kara Taylor, Kathryn A. Carson, Jennifer Halbert, Arlene Dalcin, Cheryl A. M. Anderson, Romsai T. Boonyasai, Michael Albert, Jill A. Marsteller, Lisa A. Cooper. Ethnicity & Disease, Vol 26, No 3 (2016). doi: 10.18865/ed.26.3.285