Un reciente estudio publicado en Archives of Ophthalmology indica que
existe un vínculo entre el grado de severidad de la distrofia endoepitelial de
Fuchs y el espesor de la parte central de la córnea. La distrofia endoepitelial
o endotelial de Fuchs es la patología más habitual reportada en USA como causa para
realizar un trasplante de córnea y siendo más frecuente en mujeres que en
hombres. Aunque muestra evidencias de heredabilidad, también existen casos
esporádicos. Se suele diagnosticar en pacientes con edades comprendidas entre
los cuarenta y cincuenta años y con detrimento de la visión manifestado al alcanzar
los sesenta o setenta años.
Esta enfermedad afecta a las células
endoteliales oculares y/o a la capa posterior de las células de la córnea que
participan en el mantenimiento de su espesor. La investigación indica que la
córnea se vuelve más gruesa y se hincha desde las primeras etapas de la enfermedad
a diferencia de anteriores afirmaciones que indicaban este suceso como de
inicio tardío. Una de las conclusiones de este estudio es la que indica que los
oftalmólogos deben supervisar a los pacientes desde etapas tempranas y proponer
tratamientos que prevengan la aparición de cicatrices que podrían producir
efectos negativos sobre la visión. Jonathan Lass, uno de los autores del
estudio, de la Case Western Reserve
University (OH, USA) explica los resultados desde una perspectiva clínica
indicando que "es importante que si se padece esta enfermedad se revisar y
evalúe el espesor de la parte central de la córnea de forma periódica. Si la
visión disminuye a corto plazo, el oftalmólogo debe determinar si esta pérdida
deriva de la córnea o de una catarata concurrente, ayudando en la decisión de intervenir
de forma más temprana bien con cirugía de catarata o con trasplante de córnea,
o bien a no intervenir y continuar con el seguimiento de la progresión de la
enfermedad. A largo plazo, podría ser una forma de determinar la intervención
farmacológica sobre un conjunto concreto de genes, que pueden ser la causa de
esta patología."
Hemin Chin, del National Eye Institute (MD, USA) y director del programa, explica
los beneficios prácticos de este estudio afirmando que "estos hallazgos permiten
la posibilidad de mejorar la atención al paciente que padece distrofia epitelial
de Fuchs, una enfermedad ocular a menudo dolorosa que puede ser difícil de tratar.
Los médicos ahora disponen de una importante herramienta para controlar esta
enfermedad y determinar cuándo se justifica la intervención quirúrgica,
especialmente en el caso de las cataratas."
Fuente: Kopplin LJ, Przepyszny K, Schmotzer B
et al. Relationship of Fuchs’ endothelial corneal dystrophy severity to central
corneal thickness. Arch Ophthalmol. 130(4),
433–439 (2012).
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