Un nuevo estudio llevado a cabo indica que la dieta mediterránea
es buena para el cerebro, tras observar como las personas que siguen esta dieta
son menos propensas a experimentar deterioro cognitivo y a desarrollar
Alzheimer. Los investigadores afirman que una mayor adherencia a la dieta
mediterránea beneficia la función cognitiva en adultos jóvenes y mayores.
El autor principal de este estudio, Roy Hardman, del Centro de
Psicofarmacología Humana de la Universidad Tecnológica de Swinburne en
Melbourne, Australia, y su equipo publicaron estos hallazgos en la revista Frontiers
in Nutrition. La dieta mediterránea incorpora una ingesta
elevada de alimentos de origen vegetal, tales como frutas, verduras, granos
enteros, legumbres y frutos secos, limita el consumo de carnes rojas y
sustituye el uso de la mantequilla por el de grasas saludables, como el aceite
de oliva. Esta dieta también aconseja el consumo de pescado y de aves de corral
al menos dos veces por semana, y utiliza hierbas y especias en lugar de sal
para sazonar los alimentos. La dieta mediterránea está considerada por muchos
como el mejor plan de alimentación que existe para tener un corazón sano, y
numerosos estudios demuestran que reduce el riesgo de padecer enfermedades del
corazón debido a que reduce los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL, low-density lipoprotein, por sus siglas en inglés) o "colesterol malo".
Pero los investigadores han descubierto que los beneficios de la
dieta mediterránea no solo se limitan al corazón; el año pasado, por ejemplo,
un estudio concluyó que añadir frutos secos y el aceite de oliva junto a la dieta
mediterránea protegen contra el deterioro cognitivo en las personas mayores. La
nueva revisión de Hardman y sus colegas apoya tales resultados, revelando que
la dieta mediterránea puede tener beneficios significativos en la función
cognitiva de las personas.
Mejoras en la memoria, y en la atención con una dieta mediterránea
Para llevar a cabo esta revisión, los investigadores
identificaron 135 estudios realizados entre 2000 y 2015 que examinaban la forma
en la que la dieta mediterránea actúa sobre la función cognitiva a largo plazo.
Se seleccionaron un total de 18 estudios que se incluyeron en esta revisión
sistemática. En cada uno de estos estudios, la adherencia de los sujetos a la
dieta mediterránea se reportó con cuestionarios de frecuencia de consumo de
alimentos o un diario de consumo de alimentos hasta su finalización.
Se evaluó la función cognitiva de los participantes a través de
una serie de pruebas, incluyendo un mini examen del estado mental (MMSE, mini mental state examination, por sus
siglas en inglés) y un sistema computarizado mental de evaluación del desempeño
(COMPAS, computerized mental performance
assessment, por sus siglas en inglés).
A grandes rasgos, esta revisión reveló que los participantes con
mayor adherencia a la dieta mediterránea sufrían menor deterioro cognitivo,
experimentaban mejoras en su función cognitiva, o eran menos propensos a
desarrollar enfermedad de Alzheimer, en comparación con los que presentaban
menor adherencia a esta dieta.
En relación con la memoria, los participantes que se alimentaban
con esta dieta experimentaron mejoras en la memoria a largo plazo y en la de
trabajo, así como mejoras en el reconocimiento retardado, en la función
ejecutiva y en las construcciones visuales. También se asoció con mejoras en la
atención y el lenguaje, informaron los investigadores.
'Incluso los adultos mayores deben modificar sus hábitos alimenticios hacia
la dieta mediterránea'
Para los investigadores esta revisión proporciona "pruebas
alentadoras" que indican que la dieta mediterránea mejora la función
cognitiva. Además, estos resultados revelan que tanto los adultos jóvenes y como
los mayores experimentaron beneficios cognitivos con esta dieta. "Por
tanto, recomiendo a todas las personas que traten de adherirse o cambien sus
hábitos de alimentación hacia la dieta mediterránea, incluso en edad
avanzada." afirma Roy Hardman.
Si bien este estudio no analiza los mecanismos subyacentes por
los cuales la dieta mediterránea beneficia la función cognitiva, Hardman indica
que esta dieta reduce una serie de factores de riesgo que provocan el deterioro
cognitivo: "entre éstos se incluyen la reducción de las respuestas
inflamatorias, el aumento de micronutrientes, la mejora de los desequilibrios
en la ingesta de vitaminas y minerales, cambia los perfiles de lípidos mediante
el uso de aceites de oliva como principal fuente de grasas, permite mantener el
peso y ayuda a reducir la obesidad, mejora los niveles de polifenoles en
sangre, mejora el metabolismo de la energía celular y tal vez modifica la
microbiota intestinal, aunque esto todavía no ha sido examinado en detalle".
Teniendo en cuenta el incremento de la población de edad
avanzada previsto, Hardman indica que identificar las formas de mantener
calidad de vida y reducir las cargas sociales y económicas de la enfermedad en
edades avanzadas es importante, y él cree que la adopción de la dieta
mediterránea es una de esas estrategias.
Referencia: Roy J. Hardman, Greg Kennedy, Helen Macpherson, Andrew B. Scholey, Andrew Pipingas. Adherence to a Mediterranean-Style Diet and Effects on Cognition in Adults: A Qualitative Evaluation and Systematic Review of Longitudinal and Prospective Trials. Frontiers in Nutrition, 2016; 3 DOI: 10.3389/fnut.2016.00022
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